Cuando estuve visitando a mi amiga italiana Faby, le pregunté por la receta que utilizaban para hacerla y nos pusimos literalmente con las manos en la masa. Una de las cosas que más me sorprendió cuando hicimos y hablamos de esta receta, es que en su familia prefieren comer la pizza hecha en casa que salir a comerla fuera, cosa que para mi era totalmente al contrario, siempre me parecía que las mejores pizzas son las que te preparan en un
Ella me decía, que a menudo los restaurantes utilizan ingredientes químicos o poco naturales para hacer que las masas leven antes o directamente no levan el tiempo suficiente, y que ese tipo de cosas hacen que sean mucho más indigestas y pesadas, pero que sin embargo, la que haces en casa son totalmente naturales y sabes que la masa ha reposado el tiempo suficiente, que en definitiva es de lo que se trata para que leve bien, este buena y no te siente mal.
Pensé que tenía sentido, y cuando la probé ya no me quedó ninguna duda.
Espero que os guste :)
Ingredientes:
- 300g de harina de gran fuerza (ó tipo 0)
- 300g de harina de media fuerza (ó tipo 00)
- 25g de levadura fresca (un cubito)
- 350g de agua un poco caliente
- Una cucharadita de miel
- Un chorrito de aceite de oliva
- Una pizca de sal
La receta:
- Mezclamos los dos tipos de harina con la sal.
- Preparamos la levadura en un recipiente aparte: desmenuzamos la levadura y añadimos un poco de agua caliente, la cantidad suficiente para disolverla. Cuando la levadura este disuelta añadimos la cucharada de miel, y la mezclamos bien. Reservamos.
- En el recipiente donde tengamos la harina, vamos echando el agua poco a poco y toda la mezcla de la levadura. Vamos mezclando con una cuchara de madera.
- Seguimos añadiendo el agua hasta que se acabe, o bien, obtengamos una masa manejable. Llegará un momento en que la masa no podréis removerla con la cuchara, empezamos a amasar.
- Terminamos de amasarla fuera del bol, buscamos que nos quede una masa blanda y homogénea. Si necésitamos echar algo más agua o harina para ello, ajustamos a nuestro criterio.
- En una fuente redonda echamos un chorrito de aceite de oliva en la base, y manchamos la paredes de la fuente.
- Metemos nuestra masa en el recipiente engrasado con aceite y con un cuchillo hacemos una cruz en el centro.
- Cerramos el recipiente con papel film y lo dejamos reposar en el horno con la luz encendida mínimo dos o tres horas, pero si podéis dejarla más tiempo mucho mejor. La que veis en las fotos, estuvo reposando unas 6 horas.
- Por último antes de hornear, sacamos la masa del horno y lo encendemos para ir calentándolo a máxima potencia.
- Echamos un chorro de aceite en la bandejas de horno que vayamos a utilizar y las estiramos sobre ellas dejándolas lo más lisas posible. Es mejor ir haciéndolo con las manos del centro de la bandeja hacia fuera y estirarlas con un rodillo pequeño solo para alisarlas al final, que tirar de rodillo y estirarlas en exceso.
- Las cubrimos con los ingredientes que más nos gusten, aunque yo no prescindiría de la típica base de tomate y queso :)
- Bajamos la temperatura del horno a 180ºC y dejamos que se doren bien.
Si en el post de masa fácil de pizza casera os hablaba de cómo hacer una masa de forma rápida, sencilla y buena con truco de horneado, en esta os cuento los secretos para que la masa leve bien. Así ya tenéis dos opciones, para caprichosos y para previsores ;)
Hasta la semana que viene!
Hasta la semana que viene!
No hay comentarios:
Publicar un comentario